lunes, 8 de octubre de 2012

«Si me marcho del club, es por un problema familiar»

El técnico, Joaquín Poveda, se irá si no resuelve su situación personal, pero no por el enfrentamiento con los jugadores


La ratificación por la directiva de un entrenador cuestionado suele ser el penúltimo de los clavos que cierran su ataúd en el banquillo. Axiomas del fútbol que casi siempre se cumplen. Al técnico del Palencia, Joaquín Poveda, le ratificó el viernes en su puesto el presidente, Chema Torres, después de que los jugadores pidieran su cabeza en un documento firmado de su puño y letra, algo casi insólito pero que habla muy a las claras de que las desavenencias entre plantilla y entrenador son insalvables, de que el enfrentamiento trasciende más allá de lo deportivo.


La victoria el sábado en Cuéllar no ha solucionado nada, el quiste está formado y la intervención parece inevitable. Y ya se sabe, es más fácil destituir a un técnico que a una plantilla entera. Poveda reiteró tras el encuentro ante el Cuéllar que no tiene pensado dimitir, pero ayer dejó una puerta abierta a su marcha. «Cuento con permiso hasta el miércoles, tengo un problema familiar que el presidente conocía desde hace un mes y que he de resolverlo urgentemente, mi continuidad en el Palencia va a depender de ello». Pero, en todo caso, mi salida del club estaría motivada al 100% por este problema personal, no por el aspecto profesional», señalaba ayer Joaquín Poveda desde Alicante, adonde viajó el sábado nada más concluir el encuentro en tierras segovianas. Sea cual sea el problema, el personal o el profesional, parece que las horas de Joaquín Poveda en Palencia están contadas, hasta el punto de que el técnico ha comentado en su círculo que, si vuelve a Palencia, será para cobrar el finiquito.



El técnico del Palencia asegura que no tiene ningún problema con los jugadores, aunque reconoce que le sorprendió la carta firmada por todos los jugadores en la que solicitaban su destitución. «Son cosas del fútbol que se entienden sobradamente con los problemas económicos que hay», agregó Joaquín Poveda para tratar de quitar hierro al problema.


Al parecer, es el diferente rasero a la hora del pago el que ha llevado a los jugadores a pedir la cabeza de Poveda –consideran un agravio que el técnico esté al día en el cobro cuando a los jugadores se les debe la nómina de septiembre y cree que Poveda esté tratando de forzar su destitución para cobrar su contrato y abandonar el barco antes de que se hunda–. Asimismo, la plantilla se queja de que el trato recibido por el entrenador no es el más correcto, según trasciende en el vestuario.


En este compás de espera, el segundo entrenador del Palencia, Kiko Sánchez, afirmó ayer que no quiere posicionarse como sustituto de Poveda hasta que se tome una decisión al respecto. «Él sigue siendo el técnico, así se despidió de mí hasta el miércoles», aseguró Sánchez, que comentó cómo, llegado el caso de que los acontecimientos se precipiten, estaría dispuesto a asumir el banquillo porque «estoy preparado para ello, ya que cuento con el título nacional de entrenador». Si se da esa situación, Sánchez considera que la suya será la primera opción para el banquillo del Palencia, con carácter provisional o definitivo.



«Si me marcho del club, es por un problema familiar»
Joaquín Poveda, solo, en la grada del campo del Cuéllar el pasado sábado.






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