lunes, 20 de febrero de 2012

La falta de acierto ofensivo condena a la Gimnástica al empate

fuente: Diario Montañés
Cuando alguien necesita algo de verdad y lo encuentra, no es la casualidad quien se lo procura, si no el deseo y su propia necesidad. Antes del pitido inicial, la Gimnástica necesitaba ganar este partido; durante el transcurso del mismo, a tenor de cómo le fueron las cosas, lo que necesitó fue no perderlo.
Comenzó suave, a un ritmo tranquilo y pausado, balón a la izquierda, ahora a la derecha, meciendo al Palencia como una madre a su hijo que dormita en la cuna. Tanteándolo también, intentando encontrar los puntos débiles, como un astuto jugador de ajedrez. Lo que ocurre es que el Palencia no se mostró como un maestro y enseguida enseñó todo lo que podía dar de sí, que no era mucho. No tardó en darse cuenta el equipo de Gómez de una evidencia: el rival no iba a crear casi ninguna ocasión de gol, pero les iba a hacer sudar la camiseta y a estrujarse las neuronas a los jugadores blanquiazules.
Durante el encuentro hubo de todo menos aburrimiento. Enseguida los gimnásticos trazaron autopistas por los laterales por las que subieron Camus, Abraham, Javi y Víctor Sánchez. Sin apenas tráfico, por cierto. Más difícil les resultó cuando se empeñaron en penetrar por el centro, ya que por ahí sí que había un auténtico embotellamiento. La cuestión es que los locales acertaron desde el inicio con su estrategia.
Buenas llegadas
Llegaron fácil y bien, pero se dieron de bruces en los últimos metros contra la línea defensiva palentina y contra su alarmante falta de acierto. El Palencia, mientras tanto, intentó vivir de su racanería, sacándole todo el jugo a esa naranja casi seca que es su juego, que consiste en pelear, cerrar espacios y llegar rápido arriba con pocos efectivos. Estrategia que les cundió a los morados que, para colmo, generaron más que un dolor de cabeza a los centrales gimnásticos con su insistente martilleo de jugadas a balón parado.
Sólo los saques de esquina y los libres directos exigieron un extra de concentración a los de casa. Éstos, mientras, aprovechándose de la libertad que concedían los laterales palentinos, penetraron una y otra vez por las bandas. El protagonista de estas primeras acciones fue Camus, que desde la derecha asistió varias veces a Carlos Álvarez y a Negredo, pero estos se estrellaron contra la maraña defensiva. La mejor ocasión la tuvo el delantero madrileño, que al cuarto de hora encaró desde la izquierda al portero pero su lanzamiento lo despejó éste con el pie.
El equipo blanquiazul jugaba a placer, sin oposición por parte de un conjunto que rehuyó desde el minuto uno a la posesión y se echó en los brazos de las jugadas de estrategia. Y no les fue mal. Cerca de la media hora de juego, una de las faltas cerca de la frontal del área de Iván Crespo fue el origen del gol de los visitantes. Durántez se la jugó con un tiro raso a la barrera, pero ésta se abrió y despistó al guardameta torrelaveguense. Improbable, pero cierto. Tocaba remontada. La Gimnástica había llegado más, pero el Palencia fue más eficiente en el manejo de sus armas. Los palentinos hicieron valer lo que se esperaba de los espartanos, de quienes se decía que sólo sabían luchar de una manera, pero de un modo sublime.
A los gimnásticos no les quedó más remedio que apretar los dientes y apelar a su orgullo herido. Se sentían mejores y necesitaban demostrárselo a sus oponentes y a sí mismos. Pero se acercaba el descanso y el gol no llegaba. Pero como el fútbol a veces se comporta como un geniecillo burlón, volvió a golpear al Palencia de la misma manera que lo hizo en el anterior partido contra el Mirandés, con un tanto en el tiempo añadido. Esta vez, una de las numerosas galopadas de Camus por la derecha dio sus frutos. Su centro sobrevoló el área y en el segundo palo lo remató Víctor Sánchez con un certero cabezazo. Lo que no pudieron hacer los gigantes del equipo lo consiguió el pequeño extremo de Los Corrales.
La segunda parte se inició con una declaración de intenciones de la Gimnástica: chupinazo de Carlos Álvarez. La consigna, atacar una y otra vez hasta que se derrumbara la muralla. Pero el muro no se cayó. Y no fue por falta de intentos. Por la derecha, por la izquierda, por el centro, la Gimnástica estrujó a los palentinos contra su portería, pero no halló la forma de introducir el balón en la portería.
Muchas ocasiones
Los morados, con un futbolista menos casi todo el tiempo tras la reanudación, apostaron por la defensa numantina, pelotazo y tente tieso. Javi desde la derecha, pero sobre todo Víctor desde la izquierda, se hartaron de colgar balones al área. Mención especial merece este último, que jugó uno de sus mejores partidos desde que viste la blanquiazul, y precisamente frente a su anterior equipo. El interior zurdo llegó casi hasta la línea de fondo varias veces, pero sus centros no hallaron rematador y careció de fortuna en los remates, llegando a estrellar un balón en la escuadra.
Gómez, que veía que la victoria se escurría de sus manos minuto a minuto, decidió jugársela con todas sus cartas y sacó del banquillo a toda su artillería. Dani Cobo, Cristian y Aarón intentaron darle más frescura al juego y ayudaron a sus compañeros a embotellar aún más al Palencia en su rincón. Decididos a defender el punto, los de Calderé echaron mano de todas las artimañas posibles con el fin de ganar tiempo. Y lo cierto es que les funcionó, porque el reloj corría demasiado deprisa para los locales, quienes por cierto no perdieron su fe hasta el último suspiro. Siguieron cargando contra la portería de su rival y confiaron en el gol del descuento. Tanto que esta vez no consiguieron a pesar de que Negredo lo tuvo cerca. Otra vez encaró al portero, pero este se empeñó en amargarle la tarde con una soberbia intervención.
El Palencia, con nueve jugadores sobre el césped, ya que había perdido a otro cerca del final, aguantó firme y, además de una taquicardia y una buenas agujetas, se llevó un punto del Malecón.
Más en: http://cfpalencia.superforos.com/viewtopic.php?p=8366#8366

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