domingo, 9 de septiembre de 2012

Un punto de amargura

Aunque en esto del balompié es complicado que dos que han reñido lleguen a ponerse de acuerdo, el Palencia y La Granja superaron la tercera jornada con una sonrisa. La de los segovianos es más amplia, porque parafraseando a su técnico, «siete de nueve puntos en un equipo tan modesto es un logro». En el banquillo de enfrente, en el del recién llegado Joaquín Poveda, la sonrisa también es natural, aunque ayer hubiera cierto matiz amargo por un empate mediocre que sabe a poco a la parroquia local.
Sabe a poco o a nada, porque La Granja –con lo puesto, que no es mucho– y con un jugador menos durante toda la segunda mitad, aguantó los envites perdidos de un Palencia que nunca encontró el rumbo en el bien pertrechado centro del campo visitante. El triángulo compuesto por David, Guillermo y Domingo, evitó ver la mejor versión de Aarón y apagó la luz de Durántez, quien terminó en el banquillo sustituido por Bueno.
El equipo granjeño apagó el fuego de la expulsión de Guillermo con el desdoblamiento de Domingo. Abajo y arriba, y de nuevo abajo, y de nuevo arriba, para terminar su maratón palentina con una opción de esas de puntera y pa'dentro tras dejar sin cintura a Félix y Pelayo.
Fue el arreón final de lo segovianos después de 45 minutos de trinchera y paladas fuera ante el loco acoso del Palencia. Lo intentó Sunny –menos activo que en Ávila hace siete días–, pero no tuvo esa puntita de fuerza que le hace marcar la diferencia. También Aarón, pero su primer golpeo se estrelló en la base del poste derecho de Yiyo. Fue la mejor ocasión de la primera parte para unos y otros. Del resto, un anticipo de lo que puede ser el golpeo a palos de hoy en el encuentro de la Supercopa de rugby en La Balastera. Poco juego y balones aéreos a los que rara vez podía llegar un Vallecillo desasistido y metido en una trinchera demasiado profunda para un solo invitado.
El equipo local acusó la ausencia inexplicable de Canario –no hubo mediación posible para que Poveda diera marcha atrás–, y el experimento con Pucho en el perfil izquierdo duró media hora. La misma en la que el técnico cambió las posiciones del levantino con Durántez. Tampoco logró abrir la vía de agua en la colocada defensa visitante. «No tenía más atacantes», defendió en la sala de prensa, pese a que el público apostaba por el joven Jesús Torres para darle más mordiente al equipo local. Cuando salió apenas tuvo tiempo para demostrar porque con 15 años tiene ficha en una plantilla profesional y con olor aún al sello de Segunda B. Ese sello lo otorgan futbolistas como Serrano o Héctor. Los dos se encargan de guardar la ropa del conjunto palentino con solvencia. Entre ambos, y con la ayuda de los recién llegados Tirso y Jairo, impidieron que La Granja tirara a puerta en los primeros treinta minutos.
Héctor y Serrano aguantaron bien los envites, y solo tuvieron problemas con Ricardo, ese ex del Becerril, quien demostró estar recuperado de la lesión que el año pasado minó su rendimiento en el Real Ávila. El ariete, ayer en el perfil derecho, obligó a emplearse a fondo a los zagueros morados en la recta final de la primera parte. De nuevo en racha, tras el tempranero tanto de la pasada jornada, el ex del Becerril se atrevió a regatear y a golpear con cierto peligro. Por suerte para el Palencia hizo la guerra por su cuenta y no buscó a otro viejo rockero de la categoría, César Bravo, quien fue de los más destacados en las filas visitantes.
Expulsión y asedio
La Granja dominaba los últimos compases de la primera mitad. Se había librado de la dictadura palentina y se atrevió a merodear la meta de Alberto. Sin embargo, dos cartulinas amarillas inocentes de Guillermo, terminaron con el jugador visitante en la ducha.
La acción al borde del descanso cambió el guión, y el Palencia inició la segunda parte con un toque de corneta de Aarón que no se concretó en goles. No tuvo «determinación» el equipo local para su técnico, pero tampoco pudo llegar con comodidad a los dominios de un Yiyo que salvo en acciones aisladas no pasó apuros. Vallecillo lo intentó, pero que si controlo que si golpeo, al final permitió que la defensa granjeña se colocara y abortara la mejor ocasión morada en la segunda mitad.
Ya sin la velocidad y la fuerza de Sunny, y con un Félix en el lateral, menos ofensivo que Jairo y con menos argumentos defensivos que su compañero, el Palencia se perdió en toques sin sentido que permitieron que la presión en inferioridad de los segovianos fructificara. Algún aficionado bostezaba. Otro bostezo ante el enésimo balón al limbo. Solo las triangulaciones sin mirarse entre Serrano, Pelayo y Durántez inquietaban a La Granja. Diagonal del venteño y llegada en profundidad del capitán que se atreve a descolocar a los segovianos. Balón a Durántez y una trinchera por delante. Agua. Así hasta el minuto 94, en el que un punto permitía sonreír a unos y otros, aunque la cara de los palentinos fuera más amarga.
fuente: Norte de Castilla

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