El Palencia se dejó empatar

  1 PALENCIA
Carlos
Félix
Piki
(56’ Galache)
Serrano
Tirso
Pelayo
Durántez
(46’ Pucho)
Jesús Torres
(69’ Sunny)
Vallecillo (A)
Aarón
Canario

1 VALLADOLID B
Rodri
Pérez
Guillermo (A)
Iván Casado (A)
Fresno
Jorge
(82’ Bardanca)
Peña
Álex González (A)
Ruba
(66’ Alberto)
Javi Navas
Zubi
(56’ Amaro)

El partido empezó como todo entrenador desea, colocándose por delante en el marcador a las primeras de cambio, y concluyó como más odian, recibiendo un gol cuando el partido expiraba. Entre medias, poco fútbol, por parte de uno y otro equipo, y mucha lluvia y viento, especialmente en la primera mitad.
Alineación novedosa y de circunstancias en el equipo morado, con Carlos en la portería; Félix y Piki, en los laterales, con Tirso y Serrano en el eje de la zaga;  doble pivote en la medular, con Pelayo más retrasado, Aarón organizando y Durántez en la media punta; Canario y Torres en los costados y Vallecillo como referencia. Los pucelanos apostaron por un esquema diferente, 4-1-4-1.
Salió presionante el cuadro morado, con el fin de impedir la circulación desde atrás del conjunto blanquivioleta. Y fruto de ello llegaba el regalo de la tarde de la zaga y portero visitante que aprovechó un ex jugador del filial pucelano, Vallecillo. No habían pasado ni cuatro minutos de partido, pero prácticamente se acabó, salvo los últimos cinco. La tromba de agua que cayó no provocó que el campo quedase embarrado, gracias a su gran drenaje, pero sí que los jugadores tuviesen serios problemas para mantenerse en pie. Todo ello se tradujo en constantes pérdidas del balón y nulas aproximaciones al portal rival, salvo un disparo de libre directo de larga distancias que rechazó el ayer portero morado Carlos. La lluvia y el césped, que resbalaba mucho, podían servir de excusa para tan pobre espectáculo, pero no en la segunda parte.
El Palencia, consciente que le era imposible poner mantener esa presión tan arriba, se echó unos metros más atrás, buscando sentenciar el partido a la contra, pero no había chispa en las piernas de sus jugadores. Los veteranos tiraron de experienia. Serrano, de central, era el mejor en los morados. Pelayo, más entonado que en anteriores partidos, se hacía dueño de la medular, pero le falta todavía coger ritmo. Además, en esta ocasión Aarón no estuvo tan activo y Durántez, lesionado, tuvo que abandonar el campo en el descanso. Los visitantes empezaron a acumular posesión, aunque cierto es que sin peligro para el marco morado. Las ocasiones, mientras tanto, seguían brillando por su ausencia: un acción polémica en el área local, un disparo desviado de Pelayo, y un rechace desafortunado del portero visitante que a punto estuvo de aprovechar de rebote Vallecillo. Eso fue todo por parte de uno y otro equipo. Poco, muy poco, para el campeón del grupo el año pasado y un recién descendido de Segunda B y aspirante a meterse en el play-off. Aunque sólo llevemos cinco jornadas, es cierto que el grupo está muy igualado, pero da la sensación que el motivo es porque el nivel ha bajado notablemente, por mucho que haya equipos con un gran nombre e historia en este Grupo VIII.
Torres Gómez, entrenador del cuadro blanquivioleta, viendo que el partido se consumía y que no daba sensación de peligro, tiró de épica, colocando a su poderoso central Fresno en punta, a lo Alesanco. Y le dio el fruto apetecido cuando las manecillas del reloj se aproximaban al minuto noventa, rematando a placer de cabeza casi en el área pequeña en un centro que pareció fácilmente defendible. Un tiro a puerta de ambos equipos (gracias a errores del rival) y un gol para cada uno.
Poveda, entrenador morado, declaraba al término del partido que necesita uno o dos jugadores para reforzar la plantilla. Quizás se quedó tan corto como lo es su plantel. Hay carencias más que evidentes en todos los ámbitos. Si se quiere estar arriba se precisan jugadores con calidad y personalidad, a los que no les pueda la presión. Eso y que poco a poco los jugadores determinantes cojan la forma.

arbitro
Campos Goeloe, soriano, auxiliado en las bandas por Calonge y Romera. Se le reclamó una mano en el área morada.

fuente: diario palentino