lunes, 7 de mayo de 2012

El presidente Chema Torres, dispuesto a sacrificarlo todo por la salvación del club, no pudo reprimir las lágrimas.

A siete minutos del final, Calderé decidió mover el banquillo. 0-0 en el marcador, de nada le valía al Palencia. El técnico de los morados sacrificó a Jandro, como antes había hecho con Durántez, para dar entrada a Dani Gracia. El más listo de la clase hizo gala de su pillería. El envite agonizaba. El futuro de la entidad, quizás también. El filial del Athletic se quedó protestando, porque el cuero había salido fuera de los límites reglamentarios. Pecados de juventud. No se lo pensó Reyes, cuyo centro lo remató, con la testa y con el alma, Dani Gracia a la red del arco de Serantes. Desde el gol de los locales, cuatro minutos eternos, una intervención prodigiosa de Mario Ruyales, tensión, más nervios y estallido de júbilo. El presidente Chema Torres, dispuesto a sacrificarlo todo por la salvación del club, no pudo reprimir las lágrimas. Seis meses sin cobrar, una plantilla cortísima y la moral por los suelos. “Ha sido la victoria de la fe”, proclamaba Calderé, emocionado, al final del choque. Restan 90 minutos, en el campo de un Logroñés que, sin opciones de ‘play-off’, se juega su presencia en la Copa del Rey. En el camino del Palencia se cruza Pepe Calvo, caprichos del destino, siempre azaroso. Con los tres puntos, los morados escapan de la quema. El descenso directo es ya imposible. Un punto separa al Palencia del puesto de promoción. Ahora, lo ocupa la Gimnástica que, en la última fecha, se mide al Alavés. Los de Granero gastarán su última bala para intentar ingresar entre los cuatro mejores de la categoría. fuente: rtvcyl

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