La segunda prueba del Palencia, que también significó el debut del equipo en la IV Copa Castilla y León, dejó mas nubes que claros en el conjunto morado. El equipo palentino, en pleno periodo de adaptación y con apenas una semana de entrenamiento, acusó la falta de chispa ante un Burgos más rodado y que no notó la temprana expulsión del nervioso Sergio Torres.
Aún así, el equipo de Joaquín Poveda aguantó los envites de los locales durante 45 minutos, en los que incluso se pudieron ya ver ciertos detalles en lo relativo al nuevo sistema. Sin embargo, faltó frescura en la ejecución de las acciones y los morados acusaron la falta de rodaje, sobre todo en una segunda mitad en la que el técnico aprovechó el encuentro para dar minutos a los más jóvenes. Piki, Jony, Galache, Julio, Escudero, incluso el cadete Torres, dispusieron de minutos en un encuentro en el que el extécnico del Palencia Ramón Calderé también movió el banquillo en el segundo periodo.
La entrada de Gerika y Carralero dio más circulación de balón a los locales, que se hicieron dueños y señores del encuentro. Precisamente, Gerika decidió un partido falto de ritmo, propio de pretemporada. El centrocampista se aprovechó de un buen control en el área palentina de Pacheta, quien de espaldas cedió para el centrocampista que con un buen golpeo cerró el partido en la recta final.
A pesar de la victoria del Burgos se realizaron lanzamientos de penaltis (5-3) para dilucidar el equipo clasificado en caso de triple empate, algo curioso teniendo en cuenta que después del resultado de la primera jornada del grupo C, empate a cero entre Arandina y Burgos (4-3 en los penaltis), el Palencia ya no cuenta con ninguna opción de clasificarse para la siguiente ronda.
Así pues, el próximo partido para los palentinos será precisamente el correspondiente a la tercera y última jornada de la primera fase de la Copa, un encuentro que les enfrentará el sábado 4 de agosto actuando como locales contra la Arandina.
fuente: Norte de Catilla
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