lunes, 18 de noviembre de 2013

Demasiado inocentes

Si los espectadores que este domingo desafiaron al frío en La Balastera hubieran estado viendo un 'western' –ojalá que con zapatillas y albornoz en casa y delante del televisor– tendrían muy claro los papeles de los protagonistas del Danisa Cristo Atlético-Beroil Bupolsa.
Los palentinos –por aquello de las dinámicas que alega su entrenador– serían el vaquero con aire despistado al que la audiencia le colgaría el sambenito de víctima propicia. No sé sabe cómo, ni cuándo, pero terminará con la pata estirada, aunque después venga el entrenador de turno, el presidente de turno o el apuntado a decir que que bueno era y que bonito lo hacía todo. Vamos, como al Cristo, solo que en este caso lo de bonito sería discutible, pese a la calidad que atesoran muchos de sus futbolistas. En la caracterización de víctima mucho tiene que ver que el equipo de Juanjo Rodríguez es un imberbe en la categoría. Apenas sabe las cuatro nociones básicas para sacar esos partidos destinados al cero a cero.
Todo lo contrario que su rival de ayer, que de recién ascendido tiene el acta federativa que lo confirmó y poco más. Volviendo al 'western' futbolístico, el Beroil Bupolsa sería ese vaquero malo y feo. Ese al que odias porque se coloca donde estorba, porque hace la falta a tiempo y porque te para con un brazo, una pierna o el dedo meñique del pie si se tercia. Vamos, que se las sabe todas. Solo el nombre del equipo es nuevo en Tercera, porque empezando por su portero –flamante guardameta de la selección regional–, Alconero atesora experiencia hasta en Segunda División B. Lo dicho, un 'novato' en la categoría. Lo mismo, Turzo, Cachorro, Bruju... Jugadores recuperados del Burgos CF o del mejor Lermeño para la causa del Beroil. El resultado, visto los mimbres de uno y otro equipo, tampoco puede tildarse de sorpresa.
La diferencia entre el malo y el bueno –por aquello de barrer para casa– se evidenció en el duelo entre Koke y Adrián. El primero, lateral para estar compitiendo en un equipo con aspiraciones de Segunda, se ha quedado en Burgos por cuestiones extradeportivas y el Bupolsa ha aprovechado la coyuntura. Y claro, a Adrián, que debutaba en La Balastera con el Cristo, le tocó bailar con la más fea. Lo intentó el de Astudillo. Una y otra vez, pero Koke no se dejó intimidar por el desparpajo del palentino. Al final, claudicó. Y eso que el equipo local buscó una y otra vez al habilidoso jugador durante la primera mitad. De hecho, fue su mejor arma. Las diagonales a Adrián, pero Hompy y Mario no se dieron cuenta de que ese combate estaba KO desde el segundo regate fallido.
En el otro sentido, los burgaleses tuvieron más opciones. No por hacer demasiados méritos, sino porque la defensa palentina estuvo demasiado indecisa. Koke pudo hacer el primero tras una mala contra de los locales, que terminó con un tiro del lateral visitante ajustado al palo largo de Pedro. Fue el primer aviso. Los siguientes llegaron por la banda de Piki. Una y otra vez se desdobló el lateral del Bupolsa para dejar en inferioridad al palentino. ¿El resultado? Un centro tras otro, que solo los fallos visitantes y los despejes atléticos permitieron que no se moviera el marcador.
Al borde del descanso, y como un avance de lo que podría ser la segunda mitad, Róber y Conde pudieron inaugurar el electrónico para los palentinos en sendas llegadas del Cristo.
En la reanudación, y con los burgaleses con ganas de volver a controlar un partido ya incontrolable, Niche se coló en el área y terminó derribado por Alconero. Sin embargo, el goleador palentino falló la pena máxima, y casi acto seguido Cosín cazó un balón, de esos sin importancia, para colar un golazo en la escuadra de Pedro y obligar al Cristo a estirar la pata una vez más.
fuente: Norte de Castilla

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