lunes, 7 de enero de 2013

Lezkano: «En los momentos duros sentí apoyo, respeto y que estaba en un sitio especial»

Hace cinco años que Natxo Lezkano comenzó a entrenar al Palencia Baloncesto en la LEB Plata, donde cogió al equipo peleando por el ascenso y después de todo este tiempo lucha con los mejores en la LEB Oro.

Cinco años dirigiendo al mismo equipo tiene mérito en estos tiempos.
No es, por desgracia, muy habitual. La gente no tiene mucha paciencia y suele haber muchos cambios. Aquí se han dado las circunstancias apropiadas para seguir y estoy muy contento.

¿Cuántos años lleva entrenando?
Como entrenador profesional llevo 11 años. Cinco aquí y los seis que estuve en Vitoria. Antes, como semiprofesional, otros cuatro o cinco. Y entrenando, básicamente desde los 16 años. Aún así ya son muchos.

¿Dónde comenzó?
En Portugalete, en el Jarrilleros. Curiosamente empecé con un equipo de chicas, un preinfantil femenino. De ahí a un infantil, mini, mini mixto, cadetes, juveniles, senior... Bueno, he entrenado a todos. Era un club muy familiar, de colegio, muy parecido a lo que hay aquí en Maristas. Y te tocaba hacer de todo. Ibas un día y no había ido el entrenador de un equipo y te tocaba, hacías de árbitro, de mesa, poner y quitar las canastas, un poco de todo... Unos comienzos bonitos, la mayoría de los entrenadores éramos jugadores del club juveniles, junior o senior, y a los que nos gustaba, a casi todos, nos enganchábamos allí y éramos como una gran familia entrenando.

Y luego, Vitoria.
Mi paso por Vitoria es muy diferente. Allí compaginé, porque también, sin ser aún del TAU, estuve entrenando categorías inferiores, minibásket, cadete, junior y entrené cuatro o cinco años un equipo senior antes del TAU.

¿Esa experiencia le sirvió para adaptarse mejor en Palencia?
El estar en Portugalete en un club muy parecido a Maristas, te ayuda a entender un poco cómo es la idiosincrasia y los comienzos de este club.

¿Qué lugar ocupa su vivencia palentina? ¿Cuál es el balance?
Recuerdo muy bien cada etapa, cada año y cada equipo que he entrenado. Cada etapa ha sido muy bonita y cada temporada, diferente. Aquí me ha tocado vivir un poco de todo, años peores a nivel deportivo, años mejores, años buenos a nivel personal y años peores. Creo que el balance general es muy positivo, he tenido vivencias muy buenas que pocos entrenadores tienen en una ciudad que respira baloncesto y que hay un ambiente, tanto a nivel de club como de baloncesto en la propia ciudad, que me ha hecho sentir muy a gusto.

Ha habido títulos y un ascenso pero, ¿cuál es su mejor recuerdo?
Recuerdo momentos más personales. Ha habido momentos duros, sobre todo el primer año, en los que sentí el apoyo del club. Y eso me hizo coger muchas fuerzas de cara a ese año y para el futuro, que me hicieron sentir especialmente bien, sentir que estaba en un sitio especial, sentí respeto por mi trabajo y por mí como entrenador. Se me valoró y yo valoro mucho más esos momentos que otros más vistosos como la Copa o la Liga. Es algo que recordaré siempre y lo valoro tanto o más que cuando gané la Liga en Vitoria o las Copas. Las victorias valen lo mismo estés en la categoría que estés. Pero me quedo más con esos momentos en los que lo estaba pasando mal y sentí el apoyo de la directiva.

¿Ha cambiado y aprendido mucho en estos cinco años?
Sí, igual uno no es consciente de cómo va cambiando. Pero sí he aprendido, porque un entrenador tiene que tener la mente abierta para aprender de todo, de los jugadores, de los entrenadores, de su cuerpo técnico. La propia competición, la experiencia, los entrenamientos, te obligan a variar muchas veces lo que piensas. Haber tenido años buenos, malos y regulares hace que tengas mente abierta para cambiar cosas que veías de otra manera, copiar de otros entrenadores, escuchar a tu cuerpo técnico, a todo el mundo que confías que te puede ayudar. Forma parte del proceso de aprendizaje como entrenador. Los que piensan que lo saben todo se cierran en su progresión. Procuro tener la mente abierta para intentar escuchar a todo el mundo.

¿Se marca objetivos a largo plazo? ¿Sueños por cumplir?
Va un poco con la forma de ser. Mi forma de ser y de ver la vida es intentar vivirla lo más intensa posible día a día. Mi planteamiento no va nunca a dos temporadas vista. Creo que es un error en este mundillo. Y también en el mundo en general, porque estamos viendo que la crisis está haciendo estragos en la gente que pensaba que llevaba su vida encaminada en un sentido y le ha cambiado todo. Y en el baloncesto, de un mes a otro todo puede cambiar todo 180 grados. Las propias dinámicas cambian la percepción que tiene la gente o el entorno de ti. Y da igual que tengas un contrato para no sé cuántos años, que te pueden mandar a casa. Yo intento disfrutar de mi trabajo cada día. Unos días te vas contento a casa con el trabajo hecho y otros todo es malo, imagino que como en todos los trabajos. Esa es mi filosofía, no me planteo qué pasará el año que viene. Vamos a ver cómo termina esta temporada y cuando acabe, si todo el mundo está contento, miraremos a ver lo que hay. Nunca me planteo si quiero estar en tres años en ACB o en Euroliga. Mi prioridad es intentar ser feliz con mi trabajo todos los días.

Pero, por ejemplo, ve que el Caja Laboral ficha a Zan Tabak y puede pensar, ¿por qué no yo?
Hay que entender que este trabajo es muy circunstancial. Hay entrenadores que son mejores que yo, seguro, entrenando en colegios, con ganas de dedicarse a esto pero que nadie les ha dado esa oportunidad. Y entrenadores peores que yo entrenando en Euroliga, pero porque han tenido esa oportunidad. Luego hay que saber aprovecharla y saber moverse en un entorno determinado que muchas veces es más político que deportivo. Contra algunas circunstancias no puedes luchar. Yo intento tener objetivos al alcance, que dependan de mí, no de otras personas. No me voy a frustrar por no entrenar en ACBo en Euroliga, porque muchas veces es circunstancial. Intento seguir mi filosofía, estar contento con lo que hago, satisfecho con mi trabajo, dar el 100%. Y que me lleve donde me lleve. Digamos que no tengo esos sueños. Mi sueño era jugar en el Athlétic [risas] y no lo conseguí, así que a partir de entonces no tenía sueños y sí objetivos.

¿Y cuál es el secreto para llevar cinco años en aparente armonía con esta directiva?
Hay roces como en todas las familias. Una parte fundamental es el respeto, que cada uno ocupa su parcela y no se mete más de lo que tiene que meterse en la del otro.  También me he sentido apoyado por todos los que forman el club. En los momentos buenos es fácil, pero en los malos hay que estar ahí y ellos me han apoyado. Es algo que he tenido siempre muy en cuenta. Y también hemos ido cumpliendo los objetivos deportivos que tenía el club. Siempre ha habido satisfacción por ambas partes, nos hemos llevado bien y la relación es muy buena. Esa la base del éxito. Querer ser ambiciosos, sí, pero sabiendo lo que hay, no querer ir más deprisa de lo que puedes, porque luego te estrellas. Por eso este club va mucho conmigo, tiene esa ambición, pero con los pies en el suelo. No pido al club cosas que no pueden dar y ellos están en buena sintonía conmigo.

Fuente: D.Palentino

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